Dormir es importante. De hecho, es un factor clave que determinará en gran parte nuestro estado de salud, tanto físico como mental. Si dormir bien ya es complicado, dormir rápidamente a veces resulta una quimera. Y es que es justo en el momento de irnos a la cama, ese momento en el que intentamos despejar la mente y relajarnos, es cuando nos acordamos de lo que se nos ha olvidado en el día, de aquello que teníamos que hacer mañana y no hemos apuntado, de esa cita médica de la que no hemos avisado en el trabajo,… total, que dormirse rápidamente se vuelve tarea complicada. Por ello, hoy vamos a repasar algunos trucos de la abuela para dormirse más rápido y no dar veinte vueltas antes de sucumbir a un buen descanso.
Exponte a la luz, pero cuando toca
¿Sabes lo que son los ritmos circadianos? Son una serie de procesos naturales que transcurren en un ciclo de 24 horas. Estos cambios tanto físicos como mentales o de conducta son cíclicos y afectan a prácticamente todos los seres vivos y actúan como una suerte de reloj interno, que va regulando por medio de secreciones hormonales todo este engranaje. Y este ciclo, como no podía ser de otra forma, se ve directamente afectado tanto por la luz como por la oscuridad.
La luz es, por tanto, un regulador excelente de nuestros ritmos circadianos. A estas alturas, ya estarás deduciendo que un exceso de exposición a la luz antes de ir a dormir complicará la tarea de conciliar el sueño, pero, ¿qué hay del resto del día? Está demostrado que la falta de exposición a la luz natural durante el día también afecta considerablemente nuestro ciclo y, por tanto, nuestro descanso.
Dicho esto, ¿cuánto tiempo debo pasar al aire libre para una correcta regulación de estos procesos naturales? Se recomienda una exposición a la luz natural de al menos 2 horas diarias.
Haz deporte, pero, ¡también cuando toca!
Hacer deporte es un aliado para mantener un estilo de vida saludable y, también, conseguir un descanso de calidad. Practicar deporte ayuda a reducir los niveles de estrés, activa la circulación sanguínea, fortalece nuestro cuerpo reduciendo dolores y molestias,… Tiene lógica que todo ello nos ayude a dormir mejor, ¿verdad?
Ahora bien, el efecto inmediato posterior a la práctica de cualquier tipo de disciplina deportiva es la liberación de endorfinas, las cuales activan nuestro sistema nervioso central. ¿El resultado? Tu cuerpo está revolucionado, por lo que te será muy difícil conseguir dormirte rápido justo después de haber hecho deporte. Por ello, no dejes de lado el deporte en tu día a día pero procura que esta práctica no se produzca tarde por la noche: deja unas 2 a 3 horas entre el ejercicio y el momento de caer en los brazos de Morfeo.
Vigila las compañías
En todos los aspectos de la vida, ¡las compañías son muy importantes! Si tenemos un estilo de vida saludable y propicio al buen descanso, pero descuidamos el lugar en el que pretendemos descansar, difícilmente consigamos tocar la cama y dormir rápidamente. La cama, el colchón y la almohada juegan un papel protagonista en nuestras rutinas de sueño. Si has cambiado tu colchón hace relativamente poco pero das mil vueltas antes de dormir o te despiertas cada día con cansancio y dolores, quizás un topper sea la solución a tus problemas, ya que podrá darle una segunda vida y un extra de confort a ese colchón que ya no es lo que era, y por un precio mucho menor al que supone la compra de un colchón nuevo.
Como ves, dormir rápidamente es posible siempre y cuando nos descuides algunos aspectos de tu día a día como son la práctica de ejercicio recurrente, la exposición diaria a la luz natural y contar con un equipo de descanso que esté a la altura de este estilo de vida “prodescanso”. Con estos hábitos, es probable que cada mañana te despiertes sin saber muy bien cómo te dormiste el día anterior, ¡porque será cuestión de un abrir y cerrar de ojos!