Cuando hablamos de gluten, se suele compara con mala alimentación, de hecho, es difícil desplazarse por Pinterest o leer el menú de un restaurante y no ver las letras «GF» en alguna parte de la descripción. Entonces, ¿Qué es el gluten?
Durante mucho tiempo, el gluten se ha asociado principalmente con la enfermedad celíaca, un trastorno autoinmune que afecta al intestino delgado.
La enfermedad celíaca afecta a la capacidad del intestino delgado para absorber nutrientes, lo que puede provocar problemas gastronómicos y dolor. Los celíacos suelen llevar un estilo de vida sin gluten debido al daño que puede causar internamente.
A pesar de que el número diagnosticados con la enfermedad celíaca no ha aumentado en los últimos años, el porcentaje de personas que siguen un estilo de vida sin gluten casi se ha triplicado en un lapso de cinco años – pasando de sólo el 0,5% de la población en 2009, a casi el 2% en 2014.
Si no hay aumentos notables en la cantidad de personas diagnosticadas con la enfermedad celíaca, ¿por qué la palabra «gluten» parece estar en todas partes? ¿Es realmente tan poco saludable como dicen tus amigos y familiares?
Te explicaremos qué es el gluten, qué alimentos y bebidas lo tienen y qué hace a los que tienen sensibilidad o intolerancia al gluten.
¿Qué es el gluten?
El gluten se refiere a las proteínas que se encuentran en los granos de cereales como el trigo, el centeno y la cebada. Se encuentra en el endospermo, una parte de la semilla que es responsable del desarrollo del embrión de la planta.
Esta semilla es la que finalmente se tritura para obtener la harina de cereales. El gluten también afecta a la elasticidad de la masa, actuando como el pegamento que la mantiene unida.
Estos granos se utilizan habitualmente para hacer pan, pasta, pasteles y otros productos elaborados con harina. Sin embargo, algunos alimentos no tan obvios también contienen gluten.
Las personas con sensibilidad al gluten también deben tener cuidado con las sopas, los embutidos, los helados, la salsa de soja, los aderezos para ensaladas, las salsas e incluso la cerveza.
Afortunadamente (para los sensibles al gluten), no todos los cereales contienen gluten. Algunas alternativas saludables son el arroz integral, la quinoa, el trigo sarraceno, el maíz, el arroz salvaje y la avena. Las patatas, las judías y los frutos secos tampoco contienen gluten.
Sensibilidad al gluten frente a la enfermedad celíaca
Aunque a veces se utilizan indistintamente, existe una diferencia entre la sensibilidad al gluten y la enfermedad celíaca. Cada una implica un conjunto diferente de respuestas a esta proteína, aunque a menudo tienen síntomas similares.
Las personas con sensibilidad al gluten y enfermedad celíaca pueden experimentar una serie de síntomas después de ingerir gluten, como problemas gastrointestinales, fatiga, depresión y dolor en las articulaciones.
En el caso de los celíacos, el gluten obliga al sistema inmunitario a atacar el revestimiento del intestino delgado. Además de los síntomas mencionados, el daño resultante también puede causar desnutrición, afecciones como la osteoporosis e incluso cáncer (aunque los casos son raros).
Dado que la enfermedad celíaca es una afección autoinmune, no está causada directamente por el gluten. Es la reacción específica del sistema inmunitario a la presencia de la proteína la que anima a los glóbulos blancos a dañar el intestino delgado.
La sensibilidad al gluten, en cambio, está causada por una reacción diferente. En lugar de provocar que el sistema inmunitario ataque su propio tejido, ve el gluten como un invasor. En el caso de las personas con intolerancia al gluten, el cuerpo combate este ataque inflamando tanto el interior como el exterior de su sistema digestivo.