Not a bad first day! https://t.co/NcVg03N3gb
— ABB FIA Formula E World Championship (@FIAFormulaE) December 13, 2022
La preocupación por el medio ambiente también afecta a los amantes de la velocidad, quienes reconocen el impacto de la huella de carbono que su deporte favorito genera. No obstante, el automovilismo como deporte, lejos de desaparecer, se ha convertido en un espacio para la innovación. Y es precisamente la formula E, el campo de pruebas de donde surgen los avances que estarán al alcance de todos.
La fórmula E, es la categoría de monoplazas eléctricos creada por la Federación Internacional del Automóvil (FIA), y desde 2014, representa el esfuerzo de la organización por combinar deporte e innovación tecnológica, a fin de promover la adopción de los vehículos eléctricos, los cuales han demostrado su gran eficacia energética.
Una auténtica carrera por la innovación
A much anticipated moment: The first time out on track for our cars earlier today. 😍#ABTCUPRAFE #WeAreBack #ABBFormulaE #FormulaE pic.twitter.com/7XhS2lHRJh
— ABT Motorsport (@abtmotorsport) December 12, 2022
En lugar de depender del sistema de combustión para impulsar a los vehículos y la consecuente generación de gases de invernadero, los motores eléctricos usan los principios del electromagnetismo para generar movimiento. Al pasar una corriente eléctrica por un bucle de alambre dentro de un campo magnético, se crea torsión, la energía cinética que hará girar al motor. Cuanto mayor sea la energía eléctrica transmitida, mayor será la potencia generada.
Por su gran eficiencia y simplicidad, los motores eléctricos necesitan menos componentes, traduciéndose en un mejor mantenimiento, menos peso y espacio ocupado dentro del vehículo. A cambio, se obtiene mayor velocidad y agarre por parte de los vehículos en los circuitos urbanos.
Sin embargo, los autos eléctricos poseen varios puntos débiles por corregir. El primero es la autonomía, que limita la distancia que pueden recorrer, al igual que los tiempos de recarga de las baterías, mucho más extensos comparándolos con los vehículos a combustión, y que han obligado a las constructoras a ingeniárselas utilizando un segundo vehículo en los pits, que el piloto cambia para continuar en la carrera.
Pero es la velocidad, la brecha que corredores y constructoras de la Fórmula E aún tienen con sus pares de la Fórmula 1. Y la razón por la cual sigue siendo la categoría preferida por los aficionados del alto octanaje y las casas de apuestas deportivas en el automovilismo, que siguen de cerca cada una de las carreras y sus pronósticos. En ella es posible ver a las mejores escuderías del mundo, definir sus victorias en cuestión de milisegundos, así como definir nuevos récords en los principales circuitos del mundo.
Ejemplo de ello fue en 2016, cuando la escudería Williams, según nota de Dazn, rompió récord de velocidad tras alcanzar los 378 km/h en la pista de Azerbaiyán, el más alto jamás registrado, mientras que los eléctricos para aquellas fechas “apenas” rozaban los 225 km/h.
Uniendo deporte y sostenibilidad
No obstante, esto ha incentivado a las constructoras a desarrollar nuevos modelos y conceptos que salvan estas diferencias, como el monoplaza Gen3, inspirado en los aviones de combate. Este es un vehículo ligeramente más corto, 60 kilos más liviano, y capacidades aerodinámicas superiores a sus predecesores al tomar las estrechas curvas de los circuitos urbanos, mientras alcanza una velocidad de 321 km/h.
Esto último es posible gracias a la incorporación de 2 motores. Un motor de tracción capaz de producir 350 kW de potencia en el eje trasero y otro motor de serie de 250 kW al frente. Ambos suman 600 kW, equivalentes a 429 caballos de fuerza y cuentan con capacidad regenerativa en las frenadas.
La frenada regenerativa consigue extender la autonomía de las baterías aprovechando la energía cinética y térmica que se genera al frenar a grandes velocidades. En el caso del Gen3, se espera que, los vehículos puedan obtener hasta un 40 % de la energía consumida directamente de la pista. Una alternativa energética tan amigable y sostenible como el reciente avance en baterías de iones de zinc biodegradables.
Estas baterías hechas a base de zinc, ácido acético y quitina (el mismo material de las conchas de los crustáceos) tienen la capacidad de conservar una eficiencia energética del 99,7 %, incluso tras 1000 ciclos de carga. Al mismo tiempo, son mucho más económicas que el litio, no son corrosivas, y se degradan en 5 meses, salvo el zinc, el cual puede reciclarse.
Con cada avance, la formula E está abriendo la puerta para la adopción masiva de los vehículos eléctricos, demostrando prestaciones equiparables a los vehículos de combustión, mientras suben la adrenalina de los aficionados en forma responsable con el planeta.